Cada vez son más quienes apuestan por los suelos porcelánicos imitación a madera en sus hogares. El secreto de su éxito: son bonitos, resistentes, fáciles de limpiar y con un mínimo mantenimiento.
Los azulejos de porcelana o azulejos porcelánicos son una elección cada vez más popular en la decoración de interiores y exteriores. La razón es sencilla: gracias a su durabilidad, resistencia y gran versatilidad, pueden adaptarse a diferentes estilos decorativos, desde ambientes más modernos o minimalistas, a espacios más clásicos, rústicos o incluso con un aire retro o vintage. Además, dadas sus múltiples cualidades, son una excelente elección en áreas donde la resistencia al desgaste, al agua y la facilidad de limpieza son prioritarias, de ahí que siempre haya sido un material recurrente en cocinas y baños.
Sin embargo, en los últimos años los porcelánicos han ganado también terreno en otros espacios de la casa donde hasta ahora no eran tan demandados; es el caso de salones o dormitorios, donde los suelos de madera o laminados solían ser los preferidos. Y es que cada vez son más quienes deciden utilizar un único pavimento para todo el hogar, unificando así espacios y creando una sensación de mayor amplitud.
Por otro lado, otro hecho que está aupando el éxito de los suelos porcelánicos es la creciente instalación de sistemas de calefacción por suelo radiante ya que el comportamiento energético de este tipo de pavimento resulta óptimo: proporcionan una rápida trasferencia del calor a la vez que mantienen la temperatura.
Dentro de los porcelánicos, los más solicitados últimamente tanto en obra nueva como en reforma son precisamente los de imitación madera, una opción perfecta para quienes buscan tanto la calidez y estética de la madera como la durabilidad y resistencia del porcelánico. En este sentido, hay que decir que los avances tecnológicos logrados en la fabricación de este tipo de azulejos hacen posible obtener hoy en día piezas que imitan de manera hiper realista los patrones y texturas de la madera, así como sus diferentes tipos: nogal, haya, roble, abeto…
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