Hablábamos el mes anterior de la importancia de la iluminación en la decoración de cualquier estancia. Pues bien, tan importante como este punto es el tema de la decoración de nuestras paredes. Al fin y al cabo, las tonalidades que queramos darles potenciarán o disminuirán la luminosidad de la habitación en cuestión.
En este sentido somos muy partidarios del papel pintado. Nos gusta ver nuestras paredes como grandes lienzos en los que desatar nuestra creatividad. El mundo del papel pintado es prácticamente infinito, así que podemos encontrar un millón de opciones para cualquier gusto: los dibujos geométricos de toda la santa vida, que son muy retro (y ya sabéis que lo retro mola mucho); reproducciones de ciudades o cualquier tipo de paisaje, que otorgarán profundidad a la estancia (para nosotros, es importante que el lugar seleccionado tenga un significado especial); fotografías de obras de arte, que convertirían nuestra habitación en el pequeño reducto de un museo; y, por supuesto, la recreación de materiales de construcción, como madera, ladrillo, mampostería, etc. Son solamente algunas opciones, pero la gama de ideas es, como he dicho anteriormente, infinita.
Además, el papel pintado que alguien elija para sus estancias suele ser fiel reflejo del carácter de esa persona. A ver si creéis que Marilyn Mason tiene un campo de amapolas en la pared que tiene frente a su cama.
Teniendo en cuenta las opciones y la importancia de este elemento a la hora de personalizar una habitación, desde aquí os animamos a que aliséis el sobrevalorado gotelé y deis rienda suelta a vuestra imaginación.
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