Durante el verano, una de las partes del cuerpo más expuesta a las agresiones externas son los pies. El cloro, el calor, andar descalzo o con calzado abierto o inadecuado afecta a la buena salud de nuestros pies, provocando en estos sequedad extrema, callos, durezas e incluso grietas, especialmente en la zona de los talones.
Sin embargo, son problemas que se pueden revertir llevando a cabo ciertos hábitos y tratamientos de choque que, realizándolos con constancia, nos devolverán unos pies sanos y bonitos.
1. Exfolia tus pies tres veces por semana
Para ello pon los pies a remojo durante unos 3 minutos con agua tibia para reblandecer la piel y facilitar el limado. Una vez los saques del agua, debes secarlos bien con una toalla. Seguidamente lima la zona del talón y las durezas con una lima especial o con una piedra pómez. Una vez limados es recomendable volver a sumergirlos en agua fresca para eliminar las pieles muertas que hayan quedado y refrescarlos, ya que tras limarlos suelen calentarse.
2. Mantén una buena hidratación.
Diariamente, y especialmente tras la exfoliación, aplica de manera generosa una crema contra las grietas para hidratarlos correctamente y conseguir una piel suave. Utiliza cremas con urea, con vaselina o con ácido hialurónico. Sin embargo, si tienes grietas que te molestan o están abiertas, es mejor que acudas a un podólogo o dermatólogo.
3. Duerme con calcetines.
Tras aplicar la crema por la noche, ponte unos calcetines de algodón. De este modo la crema penetrará mejor y conseguirás resultados más pronto.
4. Evitar caminar descalzo o con calzado con suelas muy finas.
No abuses de los calzados abiertos.
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