Es uno de los destinos más desconocidos de Europa y, sin embargo, esconde joyas como playas de aguas turquesa que no tienen nada que envidiar a las del Caribe. Si además te digo que es mucho más económico que sus vecinas las islas griegas, y que aún está lejos del turismo de masas (excepto por los propios albaneses), seguro que no tardas en añadir Albania a tu lista de deseos.
¿Qué es la Riviera Albanesa?
Se conoce como Riviera Albanesa (o Bregu) a toda la costa del mar Jónico que abarca los distritos entre Saranda y Vlora, en el sudoeste de Albania. Un tramo de litoral que cuenta con pueblos tradicionales mediterráneos, antiguos castillos, iglesias ortodoxas, playas solitarias de color turquesa y paisajes de montaña. En definitiva, un destino ideal para quienes busquen playas paradisíacas, pero también conocer un país poco visitado.

La forma más fácil de llegar es mediante un vuelo hasta la capital de Albania, Tirana. Aunque también existen compañías que operan vuelos charter hasta Vlora, al sur del país, la verdadera puerta de entrada a la Riviera Albanesa.

Las mejores playas de la Riviera Albanesa
Aunque ahora se ha convertido en un emporio turístico, Vlora no careció de importancia en el pasado. Y así lo atestiguan sus museos y monumentos. Sin embargo, uno de sus mayores atractivos es su larguísimo paseo marítimo que bordea una bahía muy cerrada con islas en su interior.
Siguiendo hacia el sur se llega al llamado balcón de Llogara, un amplio mirador situado sobre un acantilado desde el que podrás ver una buena parte de las playas del sur. Sin duda un excelente punto de partida para tomar conciencia de la belleza del litoral albanés. Una costa salpicada de calas de agua turquesa, cuevas marinas, acantilados y pueblos que han mantenido su aspecto tradicional. Si lo que te apetece es darte también un baño de naturaleza, Llogara es ideal porque es un parque natural en el que podrás encontrar alojamientos rodeados de espesos bosques.
De camino a Saranda es parada obligada la playa de Borsh, la más larga de toda la Riviera con seis kilómetros de longitud. Es de guijarros (como casi todas) y no es necesario alquilar una tumbona y una sombrilla como sucede en otros puntos del litoral.
La ciudad de Saranda es otro de los destinos más populares de la costa gracias a su amplia oferta hotelera y a que cuenta con una línea de ferris hasta isla griega de Corfú. En Saranda hay pequeñas, aunque coquetas, playas urbanas como las de Central o Liman, y paseo marítimo de lo más animado al más puro estilo de Benidorm. Pero si lo que buscas es algo más de tranquilidad, en el norte encontrarás playas de aguas cristalinas como las de Bunec, Kakome o Krokey que no te van a decepcionar.
Entre playa y playa no dejes de hacer una visita al Parque Nacional de Butrinto y su yacimiento arqueológico que conserva restos del pasado griego, romano, bizantino, veneciano y otomano del país. Está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y solo necesitarás una tarde o una mañana para visitarlo.
Porto Palermo o la península de Ksamil también son poseedoras de muchas (aunque concurridas) playas de ensueño. En Ksamil te sentirás como si realmente estuvieras en el Caribe, aunque con la pega de que sus playas son privadas y de pequeño tamaño.
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