La profesión de sus padres y su tío determinaron su temprana vocación. Los tres, con su quehacer diario se convirtieron en sus maestros y modelos a seguir. Hoy Rubén, propietario de Glebo, uno de las tiendas de moda más punteras de la capital, ya camina solo, aunque no olvida a quienes le iniciaron en esta emocionante andadura.
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