El retinol es, sin duda, la molécula antiedad por excelencia. Sus múltiples beneficios le han convertido en uno de los activos más buscados y empleados en cosmética. Te contamos el porqué de su merecida fama.
El retinol es un regenerador celular que pertenece a la familia de los retinoides, en concreto es la vitamina A en forma de activo cosmético. Gracias a su capacidad para estimular la producción natural de colágeno y ácido hialurónico se trata de un potente tratamiento “anti-aging”.
¿CÓMO FUNCIONA?
El retinol aplicado de forma tópica (directamente sobre la piel) produce una descamación de las capas superficiales de la misma, eliminando células muertas y estimulando la producción de colágeno y elastina, mejorando así la firmeza y elasticidad de la piel y atenuando las líneas de expresión y las arruguitas finas.
Además, debido a su actuación a nivel intracelular, incrementa la regeneración celular, regula el proceso de queratinización, e inhibe la producción de melanina, por lo que mejora la pigmentación de la piel y difumina las manchas.
CÓMO APLICARLO
Sin embargo, pese a todos sus beneficios, hasta hace relativamente poco existían muchas reticencias al uso domiciliario de este potente activo. Y es que preocupaba especialmente algunos de sus efectos secundarios, como puede ser la irritación o la sequedad de la piel.
Para evitar estos efectos adversos la recomendación de los expertos es introducirlo en nuestra rutina de belleza de manera paulatina, sin correr.
Lo mejor es empezar con uno de baja concentración. La primera semana lo aplicaremos solo dos días y después, cada semana, iremos aumentando un día. Cuando ese producto suave lo podamos usar ya sin ningún tipo de reacción, podemos pasar a otro más potente, o de mayor concentración, y de nuevo iremos subiendo los días de aplicación de manera progresiva.
Eso sí, según vayamos subiendo la potencia, sobre todo al llegar al 1% de concentración, para evitar posibles reacciones adversas es recomendable ralentizar el proceso de adaptación.
El retinol lo debemos aplicar siempre por la noche ya que es un producto que se degrada con el sol y aplicado por el día pierde efectividad. Además, una vez lo hayamos introducido en nuestra rutina de belleza, es importante e imprescindible usar protección solar, tanto si nos lo hemos puesto la noche anterior como si no, ya que al producirse una regeneración celular la piel está más sensible.