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Impertigentes

troll lwr CARTEL

 

Sonando: Feo, fuerte y formal (Loquillo y Los Trogloditas)

Quienes trabajamos cara al público o tenemos relación diaria con personas ajenas (a veces no tanto) a nuestro entorno, lo sabemos: un importante sector de la población no goza de una vida sexual satisfactoria y padece de estreñimiento crónico.

Todavía hay más. Quizá echan, cada mañana, un chorrito de vinagre al café. Quizá llevan ropa interior de esparto y quizá no cuidan su depilación íntima, lo cual imagino un espectáculo en conjunto. Y además la camisa no les cierra en el botón crítico porque el tránsito intestinal irregular es lo que tiene, que aumenta volúmenes no deseados. Así es como salen ellos a la calle, dispuestos a culpar al mundo de las propias carencias, siendo pretensión máxima repartir amargura al mayor número posible de personas. Estos individuos andan sueltos y están especializados en impertigencia.

Impertigencia: dícese de la cualidad del impertigente, es decir, personas pertenecientes a este colectivo (impertigentes) cuyo patrón habitual de relación social se manifiesta molesta, irrespetuosa, insolente, descarada y susceptible a la irritabilidad. Los factores que suelen fundamentar esta actitud son la ausencia de actividad sexual satisfactoria, y/o las irregularidades en el funcionamiento del aparato excretor.

El impertigente se autopromociona muy fuerte. Sus avanzadas técnicas de humillación, despotismo y prepotencia, le permiten hundir emocionalmente a sus interlocutores, única satisfacción. Lo cierto es que los ataques suelen ser de «mucho lirili y poco lerele»: una actuación estelar a priori devastadora pero vacía por dentro. Detrás de tanto desprecio, insulto, grito y dedo apuntador, habrá, sencillamente, nada. Ni razones de peso, ni argumentos. Nada.

No tiene piel, tiene coraza. Y tras ella, un cóctel de amargura, frustraciones varias, complejos de inferioridad, falta de criterio, carencias afectivas y autoestima por los suelos. Agitado, no mezclado. ¿Lo malo? Muy pocos impertigentes se dejan rascar la coraza, en primer lugar porque invierten demasiado tiempo en practicar su rol y segundo, porque se consideran débiles y protegerán con todas sus fuerzas esa fina línea que la cubre. Los impertigentes encontrarán a sus víctimas y las cazarán sin piedad. Morderán en la yugular, y con sus alimañas harán creer al herido que además de herido es culpable. ¡Y no!

Querido herido desconocido: está usted siendo víctima de impertigencia. Probablemente sienta desintegrarse, mas tengo noticias para usted: el ser que tiene enfrente es un espejismo. Aparenta ser un ogro, pero se queda en troll de los que salían en David El Gnomo. Se le cae el moco, fíjese. No pierda el tiempo con impertigentes, no les regale sus cinco minutos de gloria. Porque usted, querido herido desconocido, tiene otros menesteres que gozar, y… Bueno, de cagar no hablamos porque seguro que se está quedando bien a gusto mientras les sufre delante.

Pronto más regaliz para dos, amigos.

URBAN Style signature: Leticia San Andrés

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