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¿Por qué nuestras ciudades no pueden crecer y desarrollarse según las necesidades y demandas de sus vecinos? Muchas personas se hacen esta pregunta al observar cómo las urbes españolas, con cientos de años de historia, han ido evolucionando.
A lo largo de los siglos, nuestras ciudades se han transformado, dejando huellas de diferentes épocas en sus calles y barrios. Algunas zonas se han consolidado, mientras que otras han desaparecido, reflejando las interacciones y necesidades de sus habitantes. Esta evolución natural ha dado a nuestras ciudades una personalidad única, la misma que nos encanta descubrir cuando viajamos.
¿Es necesaria la planificación racional?
Hoy en día, parece que todo debe estar planificado y estructurado. El resultado es evidente: barrios bien diseñados pero sin vida, sin la espontaneidad de los comercios locales, sin la cercanía entre vecinos y sin lugares de encuentro natural. Esta excesiva planificación da lugar a entornos estándar, similares a los que se encuentran en cualquier nueva urbanización.
El desarrollo natural de las ciudades, el que permitió que surgieran barrios con personalidad y vida propia, se ve frenado por un exceso de normas y regulaciones. Este freno es particularmente perjudicial en momentos de gran demanda de viviendas, ya que provoca una subida de precios, reduce la competencia y limita la creatividad en la búsqueda de nuevas soluciones habitacionales.
Regulaciones: ¿obstáculo o necesidad?
La estricta normativa urbanística encarece un producto básico y necesario como la vivienda. Es comprensible que se desee que todas las viviendas cumplan con altos estándares de calidad, pero no debemos olvidar que esto puede dificultar (o excluir) el acceso a una vivienda para muchas personas. Es comparable a la situación de los coches eléctricos: aunque son ideales, no todos pueden permitirse pagar 30.000 o 40.000 euros por un vehículo cuando necesitan algo más asequible.
Entonces, ¿por qué en un país como el nuestro, con una densidad poblacional relativamente baja, ponemos tantas trabas a la construcción libre? Esta limitación impide que se desarrollen viviendas adaptadas a las capacidades económicas de la mayoría de la población.
Soluciones necesarias
Para que nuestras ciudades vuelvan a crecer de manera natural y reflejen las necesidades reales de sus habitantes, es crucial revisar y flexibilizar la normativa urbanística. Permitir un desarrollo más espontáneo podría dar como resultado barrios más vivos, diversos y accesibles para todos.
Si estás en la búsqueda de comprar, vender o alquilar una vivienda, recuerda que en Promocasa estamos para ayudarte y ofrecerte soluciones personalizadas. ¿Qué piensas tú sobre la excesiva planificación urbana? ¿Crees que deberíamos permitir un desarrollo más natural de nuestras ciudades?
Lorenzo Guerrero
Promocasa, agencia inmobiliaria
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