Cuando llega el momento de las vacaciones o de hacer una escapada, para quienes no tienen una segunda residencia las opciones son claras: hoteles, campings o alquilar viviendas unifamiliares y pisos turísticos. Estos últimos se destacan como la opción preferida para muchas familias, ya que suelen ser más económicos, están ubicados en el corazón de las ciudades y proporcionan una mayor sensación de hogar. Y siguiendo la regla de que lo más eficiente se impone, parece claro que los pisos turísticos se convertirán en la opción predominante. Entonces… ¿Por qué tenemos que prohibirlos o limitarlos?
¿Las regulaciones son una solución o un problema?
Algunos economistas y empresarios hosteleros insisten en la necesidad de un turismo de mayor calidad. Sin embargo, en lugar de añadir valor a su oferta, buscan reducir la de los demás. Reducir la oferta no necesariamente trae más calidad, pero sí encarece los precios perjudicando a todos los consumidores. Además, ¿quién decide cómo debe ser el turismo en España? Es mejor que haya libre competencia, y que cada uno elija lo que más le convenga.
Gravar con impuestos especiales estas actividades no resuelve el problema; al contrario, lo empeora. Encarece los precios, limita la oferta y fomenta una economía sumergida, ya que las vacaciones seguirán siendo una necesidad.
España es un país tradicionalmente turístico y deberíamos ver esto como una oportunidad para que todos podamos beneficiarnos: propietarios, vecinos y turistas, tanto nacionales como extranjeros.
¿Por qué no aprovechar el hecho de vivir en uno de los mejores países como destino de vacaciones? Muchos propietarios pueden obtener ingresos extra gracias a los pisos turísticos. Además, puede que, en determinadas zonas y épocas del año, donde no haya suficiente oferta hotelera o que estos estén infrautilizados en periodos fuera de temporada, los pisos turísticos sean un complemento ideal para el mercado.
Establecer normas de convivencia
Es obvio que, en comunidades de vecinos donde conviven personas que realizan su vida cotidiana y otros que vienen de vacaciones, debería haber normas de convivencia. Pero estas podrían ser reguladas por la propia comunidad de vecinos.
Podríamos diferenciar entre propietarios no profesionales y aquellos que sí lo son. Las comunidades podrían establecer sus propias normas o exigencias, como insonorización, acceso al portal y zonas comunes, cuotas extraordinarias para mejoras, etc. Incluso podrían aplicar amonestaciones en caso de incidentes graves, como limitar la cantidad de veces que se pueda alquilar para forzar alquileres de mayor duración, exigiendo a los propietarios de pisos turísticos un mayor compromiso con los vecinos y control en el respeto de las normas sobre sus inquilinos.
En definitiva, los pisos turísticos pueden ser un gran negocio para todos en el que inversores, propietarios, vecinos y turistas, tanto nacionales como extranjeros, podrían beneficiarse.
¿Qué opinas sobre la regulación de los pisos turísticos? ¿Crees que debería ser más flexible o más estricta? Si te atrae el sector inmobiliario y buscas comprar, vender o alquilar una vivienda, ven a Promocasa y déjanos ayudarte a encontrar la mejor solución.
Lorenzo Guerrero
Promocasa, agencia inmobiliaria
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