Mario De Lucas Hernández
(Grupo Lino)
Perdonad que empiece hoy así, pero entiendo que si estáis leyendo esto, algo de cocinillas tenéis que tener. Precisamente este mes os quiero hablar del boom que está teniendo la cocina en nuestro país en los últimos años.
Todos hemos notado, de un tiempo a esta parte, como la cocina ha ido ganando terreno y adeptos por todo el país gracias a los congresos de gastronomía, a los cursos de cocina, y a los artículos en las ediciones dominicales de prácticamente todos periódicos nacionales. Internet también ha aportado lo suyo dando lugar a infinidad de páginas dedicadas a la gastronomía y, cómo no, los programas de cocina. Todo ha ayudado a que todo esté impregnado de algún modo del arte de comer y beber bien.
Si analizamos un poco todo esto es maravilloso para la restauración, la hostelería, la cocina. Pero también tiene su parte negativa que, aunque es la menos, también debemos tenerla en cuenta.
Entre los pros de este auge de la cocina debemos poner el prestigio que ha cobrado el cocinero en la sociedad actual. Hoy podemos ver cocineros anunciando casi cualquier cosa y aportando su fama y credibilidad a productos que hace unos años sería impensable, o aportando su opinión en programas de actualidad. No debemos olvidar que hace 15-20 años un cocinero era un señor que pasaba totalmente desapercibido para la sociedad.
Otra ventaja es la cultura gastronómica que se ha creado en todo el país, hasta ahora algo acotado a comunidades, como la vasca o la catalana. A día de hoy gozamos en toda España de una red de buenísimos restaurantes que, respetando la tradición de cada zona, avanzan en el terreno culinario a pasos agigantados, y esto es en gran parte porque el comensal de hoy valora lo que come más que nunca.
Todo esto es bueno, pero como decíamos al principio, también hay algunas cuestiones que no lo son tanto. El otro día hablaba con un director de una de las escuelas de hostelería más prestigiosas del país y me contaba que algunos chavales vienen un poco confundidos con lo que es el oficio de cocinero. En la tele están viendo tanto glamour y tanto postureo que llegan pensando lo que no es. El de cocinero es un oficio muy duro y vocacional, con muchas horas de duro trabajo fuera de los horarios habituales.
Yo siempre digo que somos unos privilegiados ya que en muchas ocasiones se nos felicitan por nuestro trabajo, cuando está bien hecho, cosa que, si lo analizas, no pasa en muchos oficios. Pero de ahí a entrar en las escuelas pensando en salir por la tele y/o ser estrellas mediáticas, va un mundo. Quizá uno de los eventos que más han contribuido al fenómeno que nos ocupa sean los congresos gastronómicos. Aunque no sea lo más popular, ni lo que más conoce la gente de la calle, para los cocineros ha sido muy importante reunirnos y contarnos todos lo que hacemos en nuestras cocinas. Hay muchos congresos, pero quizá hay dos que han marcado el camino.
Por un lado, Lo mejor de la gastronomía, organizada por el crítico gastronómico Rafael García Santo. Empezó su andadura en Donosti, ciudad gastronómica por antonomasia, y donde se celebró desde 1999 al 2009, año en que se trasladó a Alicante hasta el día de hoy, que se sigue celebrando anualmente con los mejores chef del panorama nacional e internacional.
Por otro tendríamos Madridfusion, que de la mano de Carlos Capel, otro afamado crítico gastronómico, lleva en Madrid desde 2003. Para el que no conozca el sistema de estos congresos no es otro que la “actuación” sobre un escenario de los mejores chefs. Además suele haber países invitados, que cada media hora explican lo que han hecho en sus cocinas durante el último año.
Suscríbete a la newsletter
No te pierdas nada de los contenidos que publicamos a diario, ahora Urban Style en tu correo.