Es el pueblo de las dos mentiras, ya que ni tiene molinos ni pertenece a Aragón. Pero sí puede presumir de ser la capital del Señorío de Molina, región de ilustre pasado, pueblos encantadores y naturaleza sorprendente. Si todavía no conoces uno de los pueblos medievales más bonitos de Guadalajara, te contamos lo que no debes perderte.
Castillo de Molina de Aragón
Esta imponente fortaleza se puede divisar desde cualquier rincón de Molina. El mayor de los castillos de Guadalajara fue construido por los señores de Lara en los siglos XII y XIII sobre una antigua alcazaba islámica y está rodeado por una gran muralla. Se usó desde el siglo XII hasta bien entrado el siglo XIX, durante las Guerras Carlistas.
La Torre de Aragón es el punto más elevado del recinto. Se levantó a mediados del siglo XI, durante el dominio musulmán, sobre un antiguo castro celtibérico Era una atalaya de vigilancia que formaba parte del sistema defensivo de Molina de Aragón. Desde allí tendrás una magnífica panorámica del pueblo y sus alrededores.
Prado de los Judíos
Se trata de un yacimiento arqueológico ocupado desde época Califal hasta los siglos XVI-XVII. Lo encontrarás cerca de la Puerta de Abogalobos.
El Puente Viejo Románico
Sobre el río Gallo se levanta un puente que data de los siglos XII y XIII, tiene de tres arcos y se caracteriza por su llamativo color rojizo. Las mejores fotos de Molina las harás desde allí.
Barrios de la Judería y la Morería
Están situados alrededor de las calles de Arriba y Abajo y cerca de la Puerta del Baño. Es una de las zonas mejor conservadas de Molina y donde podrás apreciar mejor su pasado medieval.
La iglesia de Santa Clara
Se encuentra en la plaza del mismo nombre y es uno de los mejores ejemplos del románico tardío. Sus muros son de sillería de arenisca rojiza, y en su interior podrás ver una nave de un único tramo, así como una cabecera dividida en presbiterio recto y ábside semicircular.
Palacios de Molina
De su noble pasado han quedado un buen número de palacios repartidos por el casco antiguo. El Palacio de Los Molina, el Palacio del Obispo, el Palacio del Marqués de Villel, el Palacio de los Montesoro, el Palacio de los Arias, el Palacio de los Garcés de Marcilla y el Palacio del Virrey de Manila, son algunos de los ejemplos más representativos.
El Monasterio de San Francisco
Se fundó en el siglo XIII, destaca por su portada neoclásica y por su veleta con un arcángel portando una bandera, al que se le conoce como el Giraldo de Molina y es todo un símbolo para los molineses. Además, en su interior alberga el Museo de Molina. Un espacio de lo más interesante dónde podrás ver una colección muy variopinta de hallazgos fósiles y arqueológicos encontrados en la comarca, que se complementan con salas de contenido didáctico como la Sala de Entomología, la Sala de Vida Natural y la Sala de Evolución Humana.
¿Y para comer? No te vayas de Molina sin probar el morteruelo, la morcilla, los torreznos, las migas, los asados y, por supuesto, sus tradicionales Patas de Vaca.
Para saber más te recomendamos el libro “El Señorío de Molina, paso a paso”
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