Te encanta la naturaleza. Disfrutas observando la inmensidad del mar mientras te acaricia su brisa, o el paisaje que ofrece la cima de una montaña. Pasear paralelamente a un río, a un cañón, o un acantilado y que se te erice la piel.
Si es así, entonces quédate aquí porque vamos a repasar las 6 mejores rutas a pie para conocer lo más bonito de la península.
La Senda del Oso (Asturias)
La antigua plataforma de una vía férrea minera se ha convertido en la senda verde más popular de Asturias y de todo el norte peninsular. Túneles, puentes, cortados, estrechos desfiladeros, preciosos paisajes verdes y mucho más.
La Senda del Oso suma casi 60 kilómetros y se puede recorrer en bicicleta o andando, está inmenso en el Parque Natural de Las Ubiñas – La Mesa y comienza en Turón. Aunque pueda parecer una ruta extensa (que lo es), es bastante sencilla para realizar en familia.
El Caminito del Rey (Málaga)
¿Cómo no nos va a llamar la atención una ruta que hasta hace poco se apodaba “el camino de la muerte”? Fue llamado así debido a sus secciones faltantes de camino y escarpados acantilados, pero la ruta cerró durante 10 años para ampliar su seguridad. Se reabrió nuevamente en 2015.
El camino cubre una distancia de 7,7 kilómetros sobre el desfiladero de los Gaitanes, de los cuales, 2,9 kilómetros discurren por las pasarelas. Esta maravillosa ruta comienza en el pueblo de Ardales y termina en el municipio de Álora. El número de visitantes al día es limitado.
El Cañón de Río Lobos (Soria)
El Parque Natural Cañón del Río Lobos reparte su área de influencia entre la provincia de Soria y, en menor medida, también en la burgalesa.
El recorrido de unos 25 kilómetros nos llevará por un profundo cañón con impresionantes miradores, senderos, escarpados farallones, joyas patrimoniales, pozas repletas de nenúfares, bosques de sabina y pinos y paisajes simplemente alucinantes. También encontraremos gran variedad de animales, entre los que destacan los buitres leonados.
La ruta del Cares (Picos De Europa)
No podía faltar en esta selección una de las rutas más preciosas que ofrecen los Picos de Europa, el parque nacional más visitado de toda la península. La Ruta del Cares recorre aproximadamente 12 kilómetros, desde Poncebos en Asturias hasta Caín en León.
También conocida como ‘La Garganta Divina’ o ‘El desfiladero divino’, el sendero está tallado en el costado de las rocas y atraviesa puentes y arroyos. Se llama así por el río Cares, que acompaña toda la ruta. Es un camino que se abrió a finales de los años 40 para el mantenimiento de la central hidroeléctrica de Cañameña-Poncebos.
La Ruta de Carlos V
Los amantes de la historia también tienen cabida en esta lista. Son muchas las rutas que siguen los pasos de grandes personajes que ha dado la historia de España, pero si hablamos de rutas naturales, destacaremos una de las etapas del camino de Carlos I de España y V de Alemania.
Corresponde a la que el emperador realizó en 1557 entre Tornavacas y Jarandilla de la Vera, llegando hasta el Monasterio de Yuste, en Cáceres, lugar en el que pasó los últimos días de su vida. Son 25 kilómetros y tiene una duración estimada de 8-9 horas. Tiene varias subidas bastante duras, una de ellas especialmente, no apta para senderistas no experimentados. La vegetación, los ríos y los monumentos dotan al recorrido de una gran belleza.
Costa de Cabo de Gata (Almería)
Es insólito pensar en que todavía queden tramos de costa virgen en el Mediterráneo peninsular, pero en el parque natural almeriense del Cabo de Gata-Níjar ocurre. Se trata de un espacio protegido desde 1987 que engloba un conjunto de ecosistemas naturales con gran valor paisajístico.
La ruta comenzaría en Retamar, una pedanía del municipio de Almería que sirve de entrada al cabo de Gata, hasta Agua Amarga. Una sucesión de playas y calas durante 50 kilómetros en medio de un desierto, lo que garantiza unos paisajes espectaculares.
Durante el camino, la combinación de un clima seco y desértico con los acantilados de la sierra del Cabo de Gata, que se hunden en las aguas del Mediterráneo, dan como resultado un entorno que siempre pilla desprevenidos a nuestros sentidos. Entre los acantilados y los cabos se suceden algunas de las mejores y más vacías playas de España. Al menos por ahora.
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