En los tres meses largos que dura el verano se celebran fiestas en casi todas las ciudades, villas y pueblos de España. Algunas son multitudinarias, otras son catalogadas como Fiesta de Interés Turístico Nacional o Internacional, las hay con reminiscencias históricas o religiosas y muchas tienen la gastronomía o el vino como protagonistas.
LOS SANFERMINES EN PAMPLONA
Los encierros son el plato fuerte de esta famosa celebración que transforma Pamplona en una fiesta continua. Miles de personas acuden cada año para vivir el riesgo y la emoción de sus populares encierros, inmortalizados para siempre por Ernest Hemingway en su novela Fiesta. Durante nueve días, vestidos con el traje blanco y rojo típico, pamploneses y visitantes se dejan llevar por el espíritu festivo que invade las calles de forma constante. San Fermín comienza el 6 de julio, a las 12 de la mañana. A esa hora se lanza desde el balcón del Ayunta-miento el chupinazo, el cohete que indica el inicio oficial de las fiestas, provocando el estallido de júbilo de la muchedumbre reunida en la plaza. El primer encierro se celebra al día siguiente: a las 8 en punto de la mañana se abren las puertas del corral de Santo Domingo y cientos de personas corren delante de los toros siguiendo el trayecto por el casco antiguo que los lleva hasta la plaza de toros. Todos los días, del 7 al 14 de julio, se repite esta breve e intensa carrera que, en apenas tres minutos, cubre los 825 metros de distancia del recorrido. San Fermín acaba el 14 de julio, a las 12 de la noche, cuando la gente se reúne en la Plaza del Ayuntamiento y, con velas encendidas, canta el “Pobre de mí”, despidiéndose de sus festejos hasta el año siguiente. Se estima que cada año participan en estas fiestas más de millón y medio de personas (diez veces la población de Pamplona). A quien quiera vivir esta fiesta de la forma más exigente, y pueda permitírselo, Jetcost le recomienda reservar la habitación 217 del hotel de cinco estrellas La Perla, que se mantiene exactamente igual que cuando la visitaba el mítico escritor Ernest Hemingway. Tiene una perspectiva magnífica de uno de los tramos más apasionantes de cada encierro, la calle Estafeta con la curva de Mercaderes.
CARRERAS DE CABALLOS EN LA PLAYA DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA (CÁDIZ)
Este emocionante y bello espectáculo deportivo es una de las competiciones hípicas más antiguas de Europa. Por las tardes, durante la bajamar, las playas de Sanlúcar de Barrameda son utilizadas desde 1845 para la celebración de carreras de caballos en el mes de agosto. Se trata de las segundas carreras de caballos de estilo inglés que se reglamentaron en España, pues las primeras se realizaron en la Alameda de Osuna en el año 1835. Según la tradición popular, el origen de estos festejos se encuen-tra en las competiciones informales que realizaban los vendedores de pescado para llegar los primeros a los mercados. Este evento se compone de dos ciclos de tres días cada uno. En cada jornada, bajo una espectacular puesta de sol y en medio de un animado ambiente, se disputan varios premios. El acceso es libre y gratuito, y en la línea de meta se pueden hacer las apuestas oficiales, lo cual contribuye a aumentar la emoción de cada prueba. La nota divertida la ponen los niños, que organizan sus propias apuestas en las originales y coloridas casetas que preparan a lo largo de la playa. Coincidiendo con las carreras, se celebran en Sanlúcar las fiestas patronales, con desfiles de carrozas y alfombras de flores en las calles más céntricas.
LA FERIA DE MÁLAGA
En Andalucía hay muchas ferias divertidas, pero la de Málaga es especial, porque aquí todas las casetas son públicas, y la ciudad misma se convierte en una gran fiesta. Por la mañana en las calles del centro, y desde que cae el sol a la madrugada en el Real de la Feria. La Feria de Málaga conmemora la reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos en agosto de 1487. En el antiguo Cortijo de Torres se sitúa el recinto ferial, el Real, donde tienen lugar diversas actividades además de concursos, actuaciones y conciertos. Otros escenarios de la localidad también acogen diferentes eventos y actos de las fiestas. Por ejemplo, en las playas de la Malagueta se puede escuchar el pregón; en el puerto se realizan espectáculos de fuegos artificiales y en el Parque y la plaza de la Marina se celebran conciertos de todo tipo. El cartel de la feria taurina consta de una novillada con picadores, una corrida con rejones y corridas de toros en la plaza de La Malagueta. El calor del verano se combate aquí a golpe de rebujito y verdiales, de aspersores que expulsan gotitas de agua con olor a jazmín. Es un estallido de color, música, sabores andaluces y buenas vibraciones. Su buenísimo ambiente, la amabilidad de su gen-te y sus casetas públicas, hacen de esta feria, una cita obligada si quieres disfrutar del ambiente andaluz más popular. Celebrada en Agosto consigue recibir, según cifras de la alcaldía, cerca de 5,4 millones de visitantes, lo que le convierte, de largo, en la fiesta más visitada del verano, por eso, Jetcost recomienda hacer las reservas de vuelos y hoteles con suficiente antelación.
FIESTAS DE LA BLANCA EN VITORIA-GASTEIZ
Las fiestas en honor a la Vírgen Blanca se celebran en Vitoria-Gasteiz cada año. Tienen su comienzo la víspera, el día 4 de agosto en la Plaza de la Virgen Blanca, donde miles de vitorianos y visitantes se reúnen para dar comienzo a la celebración con el típico txupinazo y la bajada de Celedón, un muñeco con un paraguas abierto que representa a un antiguo aldeano alavés, y que cruza la Plaza a través de un sistema de poleas. Son protagonistas de estas fiestas las cuadrillas de blusas, agrupaciones de vitorianos y vitorianas que ataviados con los trajes típicos organizan numerosas actividades y dan color y ambiente a estos días festivos, conformando un ambiente comparable al de los Sanfermines pamplonicas. Durante seis días tienen lugar varios conciertos, una feria taurina, actos religiosos y un completo programa cultural para todos los gustos. Vivir la fiesta dará la oportunidad de conocer la ciudad en todo su esplendor y, por ejemplo, degustar el sabroso vino de la Rioja Alavesa o ir de pinxtos. A la una de la madrugada del día 10 de agosto “Celedón” se despide de la ciudad, volviendo a subir a la torre campanario de San Miguel entre fuegos artificiales y la tristeza de los asistentes. Si quieres realizar un viaje que te deje buen sabor de boca, si eres de los que disfrutas saboreando platos de la tierra y oliendo el aroma de vinos de fama internacional, si deseas divertirte en fiestas relacionadas con la gastronomía, si tu ilusión siempre ha sido realizar una ruta en la que naturaleza y recetas exquisitas se unan y sobre todo, si quieres saber cómo sabe un buen pintxo: Vitoria-Gasteiz tu ciudad.
RAPA DAS BESTAS DE SABUCEDO (LA ESTRADA, PONTEVEDRA)
Esta fiesta se celebra cada primera semana de julio y se remonta al siglo XV. Su protagonista es el noble enfrentamiento entre el hombre y el caballo. Durante la fiesta, los jóvenes de Sabucedo y sus proximidades parten al monte al amanecer. Su objetivo es localizar a los caballos que viven en libertad en esas tierras, juntarlos en el pueblo y raparlos. Al llegar la noche, todos se reúnen para disfrutar de la comida, la música y el vino. La Rapa das Bestas de Sabucedo atrae cada año a más visitantes debido a la espectacularidad de la noble lucha entre el hombre y las bestias.
LA SEMANA GRANDE DE BILBAO
Durante la Semana Grande de Bilbao se celebran las fiestas en honor a la Virgen de Begoña. Aunque tiene poco más de tres décadas de historia, se ha convertido ya en una de las más populares del verano. Tras prender el txupin, la sonriente Marijaia se asoma al balcón del teatro Arriaga y comienza la fiesta que abarrota la ciudad durante nueve días. La capital vizcaína acoge conciertos, espectáculos, teatro, fuegos artificiales y actividades infantiles en diferentes escenarios de la ciudad como la Plaza Nueva, la de Bizkaia, la de Unamuno o la de la Encarnación, el Muelle de Uribitarte o el Arenal. Además, en la plaza de toros de Vista Alegre se celebra la feria taurina, que incluye una corrida de rejones y ocho corridas de toros. Comparsas, conciertos para todos los gustos, fuegos artificiales, banderolas rojas y blancas, teatro, barracas, circo… son algunos de los ingredientes de esta Aste Nagusia que bilbaínos y visitantes viven en la calle. Más de medio millón de personas se congregan en la capital vizcaína durante estos días. La mayoría de la actividad tiene lugar en los alrededores de la ría de Nervión, donde se montan puestos (txosnas), que junto a los numerosos bares de la zona se convierten en parada obligatoria para degustar la sabrosa gastronomía bilbaína y, en particular, sus “pintxos”.
A ROMERÍA VIKINGA DE CATOIRA (PONTEVEDRA)
Cada primer domingo de agosto los habitantes de Catoira en Pontevedra escenifican con un singular espectáculo las invasiones vikingas sufridas hace diez siglos. Miles de personas acuden cada
año a esta localidad de Galicia para presenciar esta divertida fiesta popular. Desde 1960, los habitantes de Catoira, disfrazados de guerreros vikingos, representan el ataque pirata a la villa. La fiesta comienza sobre las 10 de la mañana, con la actuación de grupos folclóricos por las calles de Catoira y en el lugar de celebración, las Torres del Oeste. Se trata de un conjunto fortificado del siglo IX (uno de los legados arqueológicos e históricos más importantes de Galicia que durante siglos resistió el ataque de ejércitos) que conserva restos de dos torres y una ermita dedicada al Apóstol Santiago. En este sitio se instala un mercadillo medieval y, a mediodía, se obsequia a los romeros con mejillones y vino del Ulla. Más tarde, llega el plato fuerte de los festejos: el desembarco. A bordo de la réplica de un barco vikingo del siglo XI llegan los invasores del norte a la costa con el objetivo de tomar las Torres del Oeste. Los habitantes de la villa intentan resistir y es entonces cuando se produce una ba-talla simulada, donde los participantes acaban completamente empapados de vino. Tras la lucha, todos disfrutan de una comida campestre de confraternización, amenizada con el sonido de las típicas gaitas y con productos de la tierra como pulpo, sardinas asadas, empanadas… La diversión continúa hasta por la noche, con la verbena popular que se organiza y se completa con otras actividades como un pregón literario o la escenificación de una obra de teatro.
LA TOMATINA DE BUÑOL (VALENCIA)
La batalla de tomates dura solo una hora, pero se ha convertido en una de las imágenes festivas más internacionales de España. El origen de esta multitudinaria “batalla” de tomates se remonta a una pelea juvenil sucedida en el año 1945 y, desde entonces, no ha dejado de celebrarse ningún año. El último miércoles del mes de agosto se celebra en la localidad de Buñol la Tomatina. Esta peculiar fiesta congrega todos los años a multitud de personas dispuestas a pasar un buen rato de risas y diversión a base de tomatazos. En esta alegre batalla campal los participantes disfrutan como niños lanzando tomates a todo aquel que se cruza en su camino. La jornada comienza a las 9 de la mañana, en la plaza del pueblo, tomando fuerzas con los bollos que el Ayuntamiento reparte. Poco a poco, el lugar se va llenando de gente. Antes del combate, se levanta un enorme palo cubierto de jabón en cuyo extremo se coloca un jamón. Los más intrépidos intentan trepar a lo más alto para conseguir el premio, en medio del regocijo general. Mientras, desde los balcones se lanzan cubos de agua a las personas que van acudiendo para prepararse antes de la batalla. A las once suena el disparo que indica el inicio de la lucha, y al fondo de la calle aparece el primer camión cargado con la “munición” anunciando su entrada con la bocina. Los que van en el remolque empiezan a lanzar los primeros tomates. Por fin, el vehículo se detiene y suelta su carga, es entonces cuando la multitud se abalanza para aprovisionarse de “balas” y, en pocos segundos, todo se tiñe de rojo. Uno tras otro, van llegando camiones con tomates, hasta que se produce el segundo disparo que señala el fin de la batalla. En ese momento comienza la dura tarea de limpiar con mangueras a los valientes que han participado, los cuales ya piensan en la Tomatina del año siguiente. Como consecuencia de la popularidad de esta fiesta, desde hace unos años se ha establecido un aforo máximo de 22.000 personas y se cobra un precio por entrar en el recinto.
MOROS Y CRISTIANOS DE VILLAJOYOSA (ALICANTE)
Durante ocho días, la ciudad entera vuelve al pasado para recrear, de manera espectacular y brillante, una batalla ocurrida en 1538. Los Moros y Cristianos son las fiestas más importantes de Villajoyosa y también de otras muchas localidades de la Comunidad Valenciana, especialmente Alcoy, aunque se celebran en otras fechas. Tienen lugar desde hace más de 250 años, en honor de Santa Marta, y conmemoran los hechos sucedidos en 1538, cuando los piratas berberiscos comandados por Zalé-Arraez intentaron atacar la ciudad. Según cuenta la tradición, Santa Marta acudió en ayuda de los habitantes de la villa, provocando una riada que arrasó los barcos enemigos e impidió que los corsarios llegaran a la costa. Como agradecimiento, el pueblo le nombró su patrona y a ella le dedican todos los años estos festejos, cuyo acto central es la representación del desembarco moro. Las fiestas comienzan con los extraordinarios desfiles de los bandos moro y cristiano, que se producen los días 25 y 26 de julio: las distintas agrupaciones que forman cada una de las comitivas recorren las calles con aire majestuoso, siguiendo el son de la música. Y llegada la madrugada del 28, se realiza el espectacular desembarco. Sobre las cinco de la mañana la gente empieza a acudir a la playa y, mientras los cristianos preparan la artillería de defensa en la orilla, más de 30 embarcaciones musulmanas se acercan a la costa. Tras tomar tierra, ambos ejércitos luchan hasta llegar a los pies del castillo, que finalmente es ocupado por los moros. Por la tarde, las tropas cristianas vuelven para reconquistar la fortaleza: primero, intentan que los ocupantes se rindan, pero al no tener éxito las negociaciones, comienza una gran batalla que termina con la derrota de los moros, que son devueltos simbólicamente al mar.
EL DESCENSO DEL RÍO SELLA DE ARRIONDAS A RIBADESELLA (ASTURIAS)
Desde 1930 se celebra esta fiesta deportiva, llena de música y colorido, que se ha convertido en una de las citas más importantes del piragüismo mundial. Todos los años, el primer sábado de agosto, piragüistas procedentes de todo el mundo acuden a Asturias para participar en el Descenso del Sella. Para disputar la prueba hay que tener la licencia de competición del año en curso. Más de un millar de embarcaciones luchan por ser las primeras en recorrer el trayecto de 20 kilómetros del río Sella que va desde la localidad de Arriondas hasta la meta en Ribadesella. En la orilla, miles de espectadores se divierten, gritan y animan a los deportistas. Ese día, a primera hora de la mañana, sale el tren fluvial repleto de gente desde Oviedo y Ribadesella para ver la salida. A las 11.00, mientras los palistas se preparan en el río, por las calles de Arriondas comienza el colorista desfile de la multitud que, disfrazada, se dirige a presenciar la carrera, ca-minando o a bordo de toda clase de vehículos curiosos. A las 12.00 se leen los tradicionales versos que marcan la salida y, oficialmente, se inicia la competición, provocando la estampida hacia el agua de las piraguas y el griterío emocionado del público. Durante el camino, el tren fluvial y la particular caravana de automóviles acompañan a los piragüistas con su alegre ambiente. Una vez en la meta, la fiesta se traslada a los Campos de Ova, donde se entregan los trofeos a los ganadores de cada categoría y se celebra una comida campestre. Se come, se bebe sidra, se canta, se baila… Y cuando llega la noche la diversión continúa en Ribadesella hasta la madrugada, con sus chiringuitos y verbenas populares.
Enrique Sancho. Open Comunicación
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