Los expertos descartan que el aire acondicionado afecte al coronavirus, pero hay que tener algunas precauciones para su uso correcto.
Naturalmente, durante este último mes, el aire acondicionado se ha convertido en protagonista debido a las altas temperaturas que hemos (y estamos) sufriendo.
Como casi todo lo que rodea al coronavirus, que ése sí es el gran protagonista en estos días y estos meses, hay informaciones contradictorias. Surge una y de inmediato aparece la contraria. Y el aire acondicionado no podía ser ajeno a la polémica. Sin embargo, expertos científicos y también los expertos de www.puntronic.com, coinciden en que el virus ni se genera ni se reproduce dentro de los aparatos de aire acondicionado, por lo que no puede salir de ellos. Pero, y si hay alguien en la habitación que está contagiado, ¿puede contagiar a los demás por el aire acondicionado? El riesgo de contagio no se ve incrementado por su uso. Hay que tomar las precauciones que ya se tomaban sin tener puesto el aire acondicionado, y que todos ya sabemos, ventilar las habitaciones durante unos 10 minutos varias veces durante el día para renovar el aire de la estancia.
En cualquier caso, la elección de un aparato de aire acondicionado y su uso racional no debe estar condicionado por supuestos riesgos con el virus. Los expertos de Puntronic.com dan algunas consideraciones generales y consejos para su compra, para su uso inteligente y para el ahorro energético.
Elegir el equipo adecuado
No sólo es cuestión del tamaño de la habitación, también influye la climatología del lugar, la orientación del espacio a climatizar, su grado de aislamiento, etc. Hay que prestar atención a la etiqueta energética del aparato, hay algunos que consumen hasta un 60% más de electricidad que otro con las mismas prestaciones. Adquirir un electrodoméstico eficiente, con un indicativo A+++, supone un ahorro de un 40% en el consumo de energía.
Silenciosos y limpios
Hay que fijarse en el nivel de potencia sonora, sobre todo, si el aparato se encuentra en el dormitorio. El nivel de sonoridad está reflejado en una etiqueta y no se recomienda que supere los 24 decibelios.
Regular bien la temperatura
Suele caerse en el error de marcar una temperatura más baja de la deseada para que la estancia se enfríe antes, sin contar que cada grado menos de temperatura supone un 8% más de factura. En condiciones normales la temperatura interior debería estar entre 22 y 25 grados y nunca más de 10 grados de diferencia con la temperatura exterior. En invierno, la temperatura de confort está en torno a los 20º.
Un buen mantenimiento
Es fundamental que tengamos el equipo en buenas condiciones para evitar posibles daños irreparables. Además, por salud, nos conviene que el aire acondicionado funcione correctamente evitando la propagación de bacterias, por ejemplo.
Ventilar la habitación
Es aconsejable abrir las ventanas y dejar que entre el aire limpio del exterior, especialmente en las primeras horas del día o por la noche, algo que también vendrá bien en el caso de que haya algún virus suelto. Naturalmente, en ese tiempo habrá que tener apagado el aire, porque sería un desperdicio de energía.
Orientar correctamente el flujo del aire
A diferencia de lo que mucha gente piensa el flujo de aire frío no hay que orientarlo directamente sobre las personas, es mucho más eficiente orientarlo al techo, ya que el aire frío, por la diferencia de densidad con el caliente bajará distribuyéndose mucho mejor por la sala.
No usarlo por la noche
En caso de usarlo por la noche, al menos deberíamos programarlo para que se apague cuando se está dormido. El aire frío por la noche puede causar dolencias sin darse uno cuenta, ya que se resecan las mucosas de los ojos, garganta, nariz y se entumecen las articulaciones, y, una vez dormido y temperatura del cuerpo suele bajar así que no se hace tan necesario.