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Cómo podar un rosal

La poda del rosal es imprescindible si queremos obtener una fuerte y buena floración

La poda debe realizarse cuando pasen las heladas, ya que una poda demasiado temprana puede ocasionar que la planta brote y, al ser las yemas terminales las primeras en brotar, las heladas tardías de marzo-abril pueden quemar los brotes jóvenes, resultando después difícil la recuperación de la planta.

El mejor tiempo para podar es a finales de febrero o principios de marzo, pudiéndose retrasar 10-15 días en las zonas de clima frío y adelantar en las de clima más suave. Podando en esta época las yemas terminales habrán movido, pero no así las de la parte inferior, que al podar brotarán sin que la planta haya sufrido lo más mínimo.

Poda de los Rosales Miniatura
Al igual que en los rosales arbustivos la poda se reducirá a una limpieza de ramas y flores secas y a conseguir una planta de porte regular, suprimiendo dos o tres centímetros de la parte superior de todas sus ramas.

Poda de Rosales de Pie Alto
Se aplicarán los mismos principios que para los rosales de pie bajo, pero procurando en todo momento que la disposición de las ramas esté uniformemente distribuida para que pueda formar una verdadera bola de flor.

Poda de Rosales Llorones
La poda será la misma que para los rosales trepadores no reflorecientes, conservando siempre los brotes jóvenes, suprimiendo los que salen en las viejas ramas por encima del punto de nacimiento en cuestión.

Poda de Rosales de Pie Bajo
Si estos rosales no se podan, surgirán una gran multitud de brotes y por consiguiente las flores serán muy pequeñas y sin valor ornamental. Por el contrario, los rosales podados darán fuertes ramas y bellas flores, aunque en menor cantidad.

Se debe prestar gran atención al rejuvenecimiento de la planta, suprimiendo las ramas más viejas a ras de suelo; si estas ramas llevan algunos brotes jóvenes, se podará por encima del punto de inserción de estos brotes.

La poda debe ser proporcional al vigor de la planta y de las ramas que constituyen su esqueleto; así pues una rama vigorosa se podará por encima de la cuarta o quinta yema, ya que será capaz de alimentar los 4-5 brotes que surjan de ella; por el contrario, a una rama débil se le dejará una o dos yemas como máximo.

 

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