Hablamos con una experta para conocer más de cerca una práctica que se ha convertido en gran ayuda, incluso para mejorar diversas patologías.
Las terapias alternativas gozan de una gran aceptación en nuestra sociedad. Una importante acogida que, además de convertirlas en una exitosa tendencia, han generado un intenso debate acerca de su aplicación como complemento a determinados tratamientos médicos. Una de estas terapias es la biodanza, cuyos beneficios aplicados a la medicina integrativa, como refuerzo a la cura de diversas enfermedades crónicas, han sido probados con el paso del tiempo.
Partiendo de la base de que una actitud positiva refuerza cualquier tratamiento a largo plazo, parece un hecho que introducir esta terapia en nuestro día a día puede ser muy beneficioso, pero, ¿en qué consiste realmente la biodanza?
UNIENDO CUERPO Y EMOCIÓN
Creada por el antropólogo y psicólogo chileno Rolando Toro, la biodanza es un sistema de autodesarrollo que, mediante la música y el movimiento, aplicado a la persona individual, así como en situaciones de encuentro en grupo, ayuda a profundizar en el autoconocimiento. El fin: unir de manera holística las emociones con la expresión.
Esperanza Llanera, facilitadora de biodanza y osteópata, ofrece una definición más emocional y , por tanto, mucho más fácil de comprender: “Es un sistema de integración humana, de renovación orgánica y de aprendizaje de lo esencial en conexión con nuestro instinto. Busca reeducarnos afectivamente y renovarnos orgánicamente con el fin de entender el poder personal y grupal del individuo”. Un fin para el que existe una herramienta fundamental, según la experta: “La música y el movimiento son fundamentales en esta práctica. Los dos son las vigas fundamentales sobre las que se erige la terapia. Por medio de la música el facilitador llega al inconsciente, desde ahí el movimiento conecta con el interior de nuestro ser. Se trata de un movimiento con sentido para aplicarlo a nuestra vivencia”.
¿CÓMO ES UNA CLASE DE BIODANZA?
Aunque la duración es variable, una clase suele abarcar dos horas aproximadamente y, aunque no es obligatorio, se suele realizar sin calzado. Es recomendable también emplear ropa amplia y cómoda para hacer los ejercicios. En cada sesión se comienza haciendo un relato sobre lo vivido en medio de un espacio confiado que permita la expresión sincera y profunda. No se interpreta ninguno de estos relatos, ni por parte del facilitador ni por el resto de los compañeros. En estos encuentros se tratan uno o dos temas principales y se definen gracias al estado del grupo. Es entonces cuando el facilitador introduce los ejercicios en los que, se debe destacar, no hay pasos o posturas que aprender. Los movimientos deben surgir de las emociones que provoca la música y el ejercicio. Las danzas de esta técnica atraviesan tres fases: individual, en pareja y en grupo.
BENEFICIOS
Según los propios expertos en la materia, la biodanza logra, en lo emocional, personas más sanas, fuertes y equilibradas, capaces de enfrentarse al devenir de la vida. A nivel fisiológico se podría afirmar que mejora la relación con uno mismo y con los demás. En el terreno corporal, esta terapia potencia la fluidez, flexibilidad, potencia, coordinación y ritmo de nuestro cuerpo. Sin duda una manera de ponernos a punto nuestro cuerpo y espíritu.
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