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Se acabó lo bueno”, “Vuelta a la rutina” o, simplemente, “Septiembre”. Da igual como denominemos a una realidad que es única y casi siempre devastadora.
Entramos en una época del año cargada de pataleos, planes de evasión y ruegos a San Pancracio. Cambiamos la hamaca con vistas al mar por el asiento de un coche con vistas a los faros traseros de otro coche, las largas caminatas por la montaña por los paseos a la fotocopiadora y las excursiones a ciudades desconocidas con cámara al cuello por incursiones a salas de reuniones, sin otra cosa en el cuello que el nudo provocado por el más que posible marrón que está a punto de caerte. Trágico, ¿verdad?
Pero siendo justos y, sobre todo, maduros, hemos de ver el lado bueno de las cosas y darnos cuenta de que esta cruz también tiene su cara. Es un momento inmejorable para retomar proyectos aparcados o afrontar nuevos retos que carguen de interés y den cierta emoción a nuestro día a día. Y lo cierto es que no se nos ocurre mejor lugar en el que dar vida y forma a un proyecto que sobre la superficie de un ordenado escritorio.
Así pues, dependiendo de las necesidades de cada uno, esta útil herramienta puede adaptarse a diversas funcionalidades. No es lo mismo el espacio que necesita el más pequeño de la casa para llevar a cabo su obra elaborada de forma exquisita con “rotus” o pinturas de dedos que el que necesita Calatrava para sus proyectos de colgantes (o colganderos) puentes.
¿Eres estudiante y necesitas un espacio polivalente en el que esparcir descontroladamente tus apuntes, libros de texto y bolígrafos? Se puede crear para ti una encimera adaptada al espacio del que dispongas con el acabado, medida y grueso que necesites. Incluso si tienes un hermano siamés igual de desordenado que tú se pueden generar varios puestos de trabajo en una misma encimera.
Si por el contrario eres de los que no precisa de tanto espacio y se apaña con un pequeño rincón para ubicar el ordenador, existen soluciones adaptadas a la cantidad de periféricos de que dispongas.
¿Tienes fijación por el orden?
Siempre puedes personalizar y compartimentar el espacio tanto como necesites. Si lo que buscas es, simplemente, un pequeño lugar en el que sentarte tranquilamente a leer un libro o a ojear las facturas, el buró es una pieza tan polivalente como estética y le dará un toque clásico (que no anticuado) a tu salón o habitación.
Existen mil soluciones para mil situaciones y en Porticada las ponemos a tu disposición.
Y como la comodidad es primordial para la consecución de nuestro objetivo, no podemos olvidarnos de acompañar nuestro escritorio de la silla que más se adapte a nuestra ergonomía… pero esto ya nos da para otro artículo.
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